Energía Sexual y YuanQi

26.03.2024

Energía sexual YuanQi

En el rico tapiz de la sabiduría taoísta, la Energía Sexual, conocida como YuanQi[1], emerge como un aspecto profundamente intrincado y sagrado del Qi, tejido estrechamente con la esencia misma de la vida. Este tipo de Qi, dotado de una densidad y una cadencia únicas en su fluir, se arraiga en lo más profundo de nuestro ser desde el mismo momento del nacimiento. En los hombres, este vigor se cristaliza en el esperma, mientras que en las mujeres halla su morada en los ovarios, sirviendo ambos no solo como reservorios de esta fuerza vital, sino también como guardianes de la herencia genética que conecta las generaciones a través del tiempo. El esperma y el óvulo son el YuanQi Manifestado, la información de la vida escrita en código de ADN, y ese código es decir esa información sutil es sin duda el YuanQi.

El YuanQi no es una mera manifestación física; su potencia se extiende más allá, entrelazando los corazones y las almas, armonizando la esfera emocional del amor y la conexión entre el hombre y la mujer. En su esencia más espiritual, este Qi teje un puente palpable entre el individuo y el vasto y misterioso Tao, marcando una senda hacia la unidad y la comprensión más profundas.

Esta energía preciosa da pie a la alquimia divina de las cinco vísceras y las seis entrañas, cuyas esencias se concentran y refinan en los riñones, corazón de su generación. La sangre y las glándulas del cuerpo también desempeñan un papel crucial en su formación, colaborando en la danza delicada de la vida que pulsa dentro de nosotros.

Para los adeptos del taoísmo, el YuanQi es una fuente de inmenso poder, un caudal que puede ser canalizado hacia la sanación, la transformación espiritual y la manifestación de la vitalidad. Es la llama que enciende la chispa de la nueva vida, el aliento que sostiene y rejuvenece nuestro ser, invitándonos a explorar las profundidades de nuestra existencia y a desplegar el vasto potencial que yace dormido en nuestro interior.

El YuanQi se revela como una manifestación única dentro del vasto espectro de energías que animan el organismo humano. Dotado de la extraordinaria capacidad de multiplicarse, este Qi ofrece un reservorio de fuerza vital que puede ser cuidadosamente cultivado y amplificado, extendiendo sus beneficios más allá de sus confines naturales. Es esta singular propiedad regenerativa la que permite al YuanQi actuar como un bálsamo restaurador, capaz de reponer el Qi que se desvanece y, en un acto de sublime alquimia interna, elevarse hasta transmutarse en Shen, la esencia del espíritu.

Se calcula que una porción significativa de la energía derivada de los alimentos, el aire y la luz solar —entre el 25% y el 40%— se invierte en la forja de esta energía vital, que incansablemente nutre y revitaliza cada célula, cada tejido, a cada momento. Esta inversión constante subraya la importancia crítica del YuangQi en el sostenimiento y promoción de la salud, actuando como un pilar fundamental en la arquitectura de nuestro bienestar.

Desde la perspectiva taoísta, el YuanQi se concibe como la fuente más prolífica de energía, una corriente vigorosa que fluye con la promesa de transformación. Su fluidez intrínseca facilita su conversión tanto en Qi como en formas superiores de energía, haciendo de ella un recurso invaluable en la jornada hacia el equilibrio y la armonía. Más allá de su rol en la conservación física, el YuanQi es indispensable en el viaje del individuo hacia la madurez emocional y el despertar espiritual. Reconociendo su valor trascendental, los maestros taoístas dedicaron incontables horas al estudio y la práctica de técnicas refinadas para su cultivo y preservación, viendo en este Qi no solo un tesoro de salud, sino una llave maestra en el camino de la iluminación y la plenitud.

El flujo del YuanQi, con su carga vital esencial, se canaliza a través de los meridianos Renmai y Dumai, dos vías primordiales en el complejo laberinto energético que es el cuerpo humano. Estos canales actúan como ríos de luz, encargados de la noble tarea de distribuir y reservar la energía en el centro umbilical, preparándola para su eventual refinamiento y elevación a estados superiores de vibración. Esta capacidad de ser almacenada y luego transmutada es una característica distintiva del YuanQi, que lo diferencia de otras formas de Qi.

El cerebro[i] y la glándula pituitaria y Pineal, centinelas de la sabiduría interna, juegan un papel crucial en la orquestación de esta danza energética, dirigiendo el flujo del YuanQi hacia aquellos rincones del ser donde más se requiere su presencia revitalizante. Esta distribución tan versátil y omnipresente del YuanQi subraya su singularidad, un rasgo que no pasa desapercibido en la mirada atenta de los antiguos taoístas.

Conscientes de la plasticidad y el potencial transformador del YuanQi, estos sabios ancestrales exploraron y dominaron el arte de su manejo a través de prácticas de respiración y meditación profundamente enraizadas en su tradición. Estas técnicas, fruto de siglos de observación y experimentación, abren el portal hacia una comprensión más profunda y un control más refinado de esta energía esencial. A través de la disciplina y el enfoque, se hace posible no solo sentir el flujo del YuanQi a lo largo de estos canales energéticos, sino también dirigirlo conscientemente, catalizando su transformación en un bienestar y una iluminación más profundos.


[1] En otros textos: Ching Qi

[i] M. Chia.Amor curativo a través del Tao: cultivando la energi¿a sexual femenina.Mirach, (1993),

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